Poco se habla de una de las construcciones más chocantes de la ciudad de Roma. La Pirámide Cestia, única construcción de este tipo en toda Europa, fue erigida en torno al año 12 a.C. como sepulcro para un adinerado y religioso magistrado. Originalmente, la pirámide se encontraba a la afueras de la ciudad rodeada por columnas y dos estatuas de bronce. Se edificó con ladrillo y cemento y se cubrió de mármol blanco. Según los testimonios de la época, el interior estaba decorado con vivaces frescos y figuras de ninfas y en las esquinas de la parte superior se observaban cuatro victorias aladas con coronas y cintas.
La Pirámide Cestia es inusual ya que tiene una estructura mucho más angulosa que las pirámides egipcias en las que se inspiró. Esto puede ser debido a la información incorrecta que recabaron sobre el estilo egipcio o a un intento de innovación por su parte. En los flancos de la pirámide se puede leer una inscripción dedicatoria junto con otra que dice que el trabajo se completó en 330 días, cifra que se sospecha que es falsa.
Existió también en Roma otra pirámide de mayor tamaño, conocida como la Pirámide de Rómulo, la cual no sobrevivió al deterioro del paso de los años. Su mármol acabó siendo reutilizado para la construcción de la Basílica de San Pedro.
Los que se hayan quedado con ganas de conocer más sobre esta maravilla del mundo romano deben saber que solo se realizan visitas, guiadas por un experto en la materia, con reserva previa.
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